"Se me cruzan todas las cosas en la cabeza. No puedo estar un minuto sin pensar en vos, en nosotros, en todos y cada uno de los momentos vividos, los lindos, los que era el más feliz, los que te veía sonreír, los que te sentía bien conmigo, y también los que quisiera desterrar, los que me hacen sufrir cada instante, los que me pregunto por qué dejé que sean así, por qué hice tantas cosas de maneras estúpidas y equívocas. Cada segundo, cada vez que estoy respirando, pienso en esto, me vuelven las ganas de pelear, de buscar un milagro a esta altura. Estoy viviendo una situación tan horrible, es una tortura para mí sentir que amo tanto a una persona y la alejé completamente de mí, y no sólo me encargué de que se alejara, sino que la lastimé, la descuidé y la maltraté pensando que aún así nuestro amor iba a ser más fuerte. Y en un momento cedió, y no siendo esto suficiente, también apuntó a otro lado porque bien merecido lo tiene, bien merecido tiene que la cuiden, la respeten y la hagan feliz.
Daría mi vida por ese milagro, pero ya no aguanto más. No puedo dejar de pensar en que ya está, en que está en otra, en que fui un idiota en cada actitud mía que llevó a que pase esto. No puedo parar de mezclar pensamientos sobre todo, lo que sé y lo que imagino, lo que supongo, lo que me hace peor. No doy más. No puedo más, no soporto más aguantarme las ganas de hablar, de tener que borrar cada mensaje que escribo y estoy a punto de mandar. No sé qué hacer, porque no quiero más problemas, no quiero interferir, no quiero producir más rechazo, no quiero complejizarla más. Tiene todo para ser feliz y no es conmigo, y no quiero molestar.
Pero la amo tanto. Me duele tanto esto. No puedo soltar así nomás, no puedo dejar que las cosas realmente terminen así. Te amo tanto. Tanto que ya no me importo, lo que sea hago por que el milagro suceda. Tengo tanto amor que es una agonía cada día lejos, cada día que no soy feliz, que no está conmigo, que no soy la razón de su sonrisa.
No puedo tomar una decisión, no sé qué hacer. No quiero abandonar pero no quiero molestar".
Y sí. La desgracia se vuelve a repetir. No conforme con haber alcanzado la máxima expresión en agonía metafórica, parece ser que ahora hasta se quiebra en pleno espacio público. Quizá por ser de noche pase desapercibido, pero el invierno se encarga de enfriar ese caminito que atenta luego con un poco de sal. Sí, es triste e incontrolable.
No existen palabras adecuadas para contar los pensamientos de cada preciso instante, sólo queda explicarlo por el sentido, por el sufrimiento.