martes, 26 de noviembre de 2013

Volver

Siempre es bueno volver. Más que nada, porque significa retomar las cosas, enlazarte con lo que por alguna razón dejaste momentáneamente. Es cierto, no se puede estar pendiente todo el tiempo de un solo eje, los descansos son la parte más importante de una rutina sana. Y heme aquí, intentando expresarme nuevamente.
Últimamente noto que hay muchos cambios, dentro de ellos, existe un pensamiento acerca de lo que sería el dinero, comúnmente llamado plata. Hay un modelo itinerante, que persiste con la idea de conseguir toda la plata posible, considerando que así un ser humano es feliz. Y en verdad, estoy totalmente en contra.
El dinero no sirve para absolutamente nada, más sino que destruir lentamente al individuo. Porque crea un poder en él extremadamente enorme, y se sabe y conoce que una persona pierde su juicio con algo tan grande sin ningún control. La ambición del ser humano obviamente ayuda a todo esto. Pero el estímulo sin dudas, viene de más arriba.
Lamentablemente, la manera actual de vivir se basa en una moneda con motivo de conseguir casi el total de lo que existe para el consumo, ya sea bienes, servicios, etc., etc.; por ende, pareciera que el consumo masivo entonces es algo divino, o se ve bien. Pero cuando perdés la noción de lo que en verdad es la plata no más que un simple papel pintado y lo elevas tanto, más allá de tu vida, y la de los demás, se convierte en algo nocivo para la humanidad (ni hablemos del planeta en donde vivimos).
En fin, breve sin detalles para no llegar tarde. ¡Qué lindo se siente volver!

domingo, 3 de noviembre de 2013

Ganas, no

Ahora mismo me encuentro sin ganas de nada. Es como si de vez en cuando necesite resetearme y volver a la nada misma. No quiero estudiar, no quiero ver la tele, no quiero hacer lo que me gusta ni tampoco lo que me desagrada. Bastante fastidioso, sí. No encuentro la manera de salir de este proceso antes de que culmine. Porque no es para siempre, pero el tiempo mientras es insoportable.
Me quedaría mirando el cielo todo el día, observando las nubes y el resplandor del sol por la tarde. A la noche, la belleza compartida entre la Luna y las estrellas. Ese sería mi itinerario en estos momentos, pero no puede ser así. No debería, por las obligaciones. Entonces, es ahí cuando la irritabilidad comienza a crecer.
La mezcla furtiva entre azul y verde de la naturaleza me calma, aunque esté predestinado a cultivar ira. No se puede negar que es molesto tener que pasar por estos cambios, por hechos irrelevantes, cada un tiempo determinado. Ya no sé cómo hacer para pararlos. 
Se me complica transmitir lo que me pasa, me está realmente fastidiando. Tendría que dejar de forzar la recuperación y ver mi cable a tierra.