miércoles, 16 de abril de 2014

Actualización anual

Hoy es, relativamente, el mismo día que ayer. Hoy, también, puede ser el mismo día que mañana. En sí, un día diferente para cada persona que habita este pequeño gran planeta, por millones de motivos y razones específicas, que no importan en este momento. Pero hoy, la persona íntegra que narra este evento, tal persona, tiene una celebración.
No es costumbre, aunque esta vez se rompe la rutina anual. Festejar una fecha que sólo está asentada en el fondo del alma, una fecha que no corresponde a nadie más sino a . A pesar de que no esté muy de acuerdo, porque convengamos que cumplir un ciclo anual de vida no te da supérpoderes, hoy estoy haciendo un pacto entre mis seres interiores y decidí tomar partida en el asunto.
Me refiero a que me alegra, un poco, que haya llegado este día. Sin embargo, la lucha entre el pensamiento anterior y el original continuará hasta el final. Porque es muy difícil sacarse una idea de la cabeza, se complica expresar lo complejo. Ya hasta no puedo desgranar lo que quiero transcribir, la batalla comenzó.
Una pelea entre un año saliente y uno entrante, donde los cambios radicales pueden aparecer. No es para tomar de excusa, obvio. Simplemente aclaro lo tedioso que me resulta contar algo que se debate entre varios yo, alojados en mi mente.
Una última confesión, como para que no sea pobre. Radio, yo tengo que poner una radio

Nota: Una persona necesita (hablo por mí) 2 meses para incorporar cosas vividas en el presente. Por ende, si me pasa algo en el mes 1, ese algo estará dentro completamente en el mes 3. Esto mismo se traslada (a medida), con el tiempo de vida, para obtener un parámetro inteligente de la persona. Ahora bien, al modificarse de la teoría original, parte de una base en la que dice "Una persona tiene noción de lo que vivió, en un momento determinado, 2 meses exactos después; simple sería, recién pasados los 2 meses de su aniversario, lo incorpora dentro de sí".

Nada que decir, nada que contar.
Nada que pensar, nada que sufrir.
Nada, nada más que morir.
Morir para poder vivir.

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