Henos aquí de nuevo, repitiendo el escenario que ya conocemos y tenemos bien presente siempre, esa maldita espina inmovilizadora y el ser confuso por naturaleza. ¿Creías que lo habías resuelto por completo? ¡Cómo te quedó el ojo! Ni cerca estuviste. Te digo más, la historia se vuelve a reproducir una y otra vez, con variaciones de tiempo lógicas, sí, pero no podés negar lo que a la vista está. La sombra nunca te deja el paso, tomalo como referencia, acordate bien. Acá es lo mismo, confiar no debiste y dar la espalda mucho menos.
¿Dónde estás? Te cuento, estás en un lugar donde no podés querer salir. Primeramente porque no sabés cómo, no sabés nada, con suerte recitás tu nombre. En segundo lugar, no tenés idea de qué hacer al respecto, con lo cual terminás en un bucle, sin fin positivo. Por último, tu poder de decisión es nulo a raíz de la falta de seguridad relativa que surge por la carencia de objetivo. ¿Ahora te ubicás? Sí, lo peor que puede pasarle a un sujeto que tiene la salud perfecta en cualquier aspecto, salvo esto, ¿no? Pero estás ahí y no hay manera de evitarlo. ¿O quizá si?
Individualmente es complicado porque la solución, al ser intrínseca y estar bloqueada la entrada, se necesita de un motivador de búsqueda. Nadie dice que no llegues a serlo, pero por algo las cosas vuelven a pasar. Cada vez tenés menos juventud, tomá la precaución de resolver este problema pronto y de manera definitiva. Y no lo digo porque afecte, sino para que tengas un pasar genuino del mundo.
jueves, 15 de octubre de 2015
Deperreseioene
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario