Últimamente no hay nada que cierre. Así de simple, no predomina absolutamente nada. No hay motivación, no existe el deseo de efectuar acción alguna. Quizá aparezca frustración e impotencia, mezclado con ira y bronca, pero como resultado de la nada misma. Ni siquiera veo naturaleza en en relato, no se presenta una necesidad mayor de exteriorizar la problemática, al contrario.
Es casi imposible que se haga extenso, en pocas líneas ya basta. No es la primera vez que se presenta este caso. No va a ser la última, por como lo indica la historia. Pero es tan aberrante, tan indignante, tan vomitivo todo lo que se siente. En realidad, no se siente nada, porque no hay nada. El punto es que, no sentir nada, te llena de odio hacia el hecho de sentir nada. No es complicado de entender, es complicado de salir.
Estos momentos los odio con todas mis fuerzas, no generan nada positivo. Bloqueos negativos por todas partes, pensamientos destructivos prevalecen en escena todo el tiempo. Ganas es algo que evidentemente necesita GPS. Y lo que termina de saturar la corta paciencia: ausencia de predisposición.
Última: todo lo que pienses recaerá de forma negativa en tu futura reflexión sobre los actos.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Viernes de trece
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