A veces cuando algo se torna pesado cansa, y así me siento cuando veo tu cara. Tal vez sea una mezcla entre tu peso que aumenta y tu fastidio que me ocasiona, pero ambas hacen una combinación perfecta. No sé a donde quiero ir con esto, pero me relaja mucho escribir sobre pensamientos alojados muy dentro de mi cabeza.
Me jode tener que aparentar cordura cuando lo primero que quiero es destrozarlo todo. Ayer por ejemplo entendí que ya no es igual, que las cosas cambiaron y seguramente así como están van a quedar. Sin querer me dejé estar, porque al no sentir el calor que antes proporcionaba todo esto mi reacción fue natural, supongo.
Todavía no me acostumbré a todo lo que sería este mundo, y seguro cometo errores de principiante. Pido perdón, en todo caso, si resulta incómodo o algo por el estilo. También me gustaría saber que me lleva a realizarlo.
Me pierdo, y no sé por donde voy, o por donde tengo que terminar o comenzar; en fin, colgarse de un pseudo-acto es habitual por acá. Ver cosas del pasado y recordar me hace felíz, porque suelo recordar las cosas buenas y dibujar las malas como anécdotas de vida, total el único que sabe la verdad fui yo.
Si lo que querías ahora lo tenés, entonces nunca me quisiste.