Eres estela cósmica en un universo tan inmenso y yo un simple mortal. Te observo desde aquí, deseando que algún día notes cuanto anhelo tu llegada. Por favor, nunca dejes de brillar. Incluso los días más lejanos al sol tienen calor si piensas en mí.
Cierro los ojos y un haz de luz atraviesa mi piel: tú. Un leve cosquilleo me recorre el cuerpo hasta lo más profundo de mi alma, ¿acaso me has elegido? No respondas aún, el tiempo es infinito y no hay necesidad de apresurarse. Lo único que quiero decir en un momento así es lo siguiente: gracias por otro desvelo pensando en ti.
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