Una vez que uno hace las cosas bien, que habla, que demuestra, que apuesta todo al 11, parece que la ruleta no quiere girar. ¿Tanta suerte iba a tener? Ojo, no vaya a ser cosa que haga mal un poquito de dicha a favor. No es que haya pretensiones de algo arriba de la nada misma, pero no estaría nada mal un poco de coordinación, de que se muevan los engranajes. ¡Qué bronca!
Es entendible y a la vez no. Ni siquiera existe la motivación de generar una explicación acerca del tópico. Es todo crudo, animal, salvaje, y no hay ganas de codificarlo en español. Lo único que se puede mantener es la realidad del móvil: perder figura en el ADN.
domingo, 16 de octubre de 2016
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