jueves, 20 de octubre de 2016

Reconocimiento

Y, hablando sobre esta historia, es momento de reconocer lo siguiente. No hay un ser humano amable, confiable, que tenga buenas acciones para su entorno. Lo que hay en verdad es la constante destrucción de todo lo que se le rodee en ese instante. Un despliegue de dolor a causa del egoísmo y del desinterés que alimentan esta actividad. Es un mal diferente para cada distinta persona con su distinguida etiqueta.
Es duro pero es así. No aparecen buenas intenciones si no corresponden a beneficios directos. Desaparecen los contactos por conflictos personales. Todo gira y responde a los menesteres individuales. Nadie se salvó hasta ahora, esta alarma es un aviso de rescate que sólo será efectiva si empiezan a escucharla.
El plato roto ya no va a ser el mismo aunque se junten todas las piezas. Simplemente se acabó la matanza.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario